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Carta de presentación dirigida al Dir. Instituciones Penitenciarias

Al Director General de Instituciones Penitenciarias: D. Antonio Asunción, le envié esta carta de presentación. Mi intención era poder ingresar en prisión para investigar el comportamiento de los presos más peligrosos: asesinos, terroristas, violadores etc. No me interesaba tanto, estudiar psicoterapias cognitivas y conductuales propias de personas con TPA, que analizar y provocar una relación empática directa con ellos. 

La ciencia tiene grandes lagunas a este respecto. No importa la gran carrera o la orgía de diplomas que algunos profesionales de la materia tienen en su haber. Algunos, lo digo por propia experiencia, son competentes cuando tratan a pacientes de espectro normal pero, en cuanto se topan con alienígenas, tienden a cortocircuitarse con facilidad. 

No soy científico, psiquiatra, psicólogo ni nada por el estilo. Conste, que soy un perfecto ignorante. Si me atrevo a  hablar, es porque desde que tengo uso de razón me apasiona estudiar este asunto. Además, quién mejor que un propio implicado para dar su opinión. Mi mente es psicopática y tengo mi conectoma, una pizca enrevesado. Pienso, que este pequeño matiz me capacita para discrepar con ese tipo de eruditos que van de divinos y no se enteran de la misa la mitad. 

Estoy convencido, que cualquier persona 'normal' de las que tanto abundan en la faz de la tierra, viendo la mayoría de mis obras, pensará que soy un pobre perturbado mental. ¡Allá su conciencia! Yo me siento feliz en mi trono de 'anormal'. Por nada de este mundo quisiera pertenecer al otro selecto grupo. Siento profunda tristeza cuando, día a día, compruebo con qué gratuita ligereza la mayoría de gente se permite el lujo de juzgar a los demás, sin tener en muchas ocasiones el mínimo conocimiento de causa.

Nada en esta vida es lo que parece. La mentira florece con exuberancia por doquier. La verdad en cambio, se oculta y languidece en los más recónditos vericuetos. Para desentrañarla, debiéramos ser + prudentes. Con idéntica carta, me presenté en las oficinas de los medios de comunicación. Recuerdo perfectamente, la cara de estupor de Santy Mendive - Diario de Navarra -, cuando extendí sobre toda la mesa mi enorme misiva atada con cuerdas. A tenor por las dos páginas que me dedicó, más la foto en primera plana, un iluso podría creer haber triunfado en su cometido divulgatorio. Ese, me temo, no fue mi caso. 

Todo el reportaje, deja en evidencia a un desconcertado periodista, incapaz de ver más allá de sus propias narices. Rezuma acidez y nula visión artística. Un par de sus lindezas: 

"Si llevara orejeras, podría sustituir al protagonista de «La conjura de los necios» porque supera al célebre personaje de ficción”. 

“¿Qué busca? Lo único seguro es que lejos de una provocación, sus actos pueden generar tantas risas como interrogantes. Lo único seguro es que posando en su autorretrato con una tela provoca en el sujeto que lo contempla algo cercano a la compasión”.  

¡¡Por favor!! No me digáis que no es sublime su crítica. Algo así, a un tipo normal lo hunde en la miseria; seguro. Pero por fortuna, Santy se dio de bruces conmigo. Querido periodista, quiero transmitirte desde estas líneas, sin coña ni ironía, mi sincero agradecimiento. Personas como tú hacen crecer a  personas como yo. El verdadero artista se forja a limpio golpe de martillo. Comprenderás, que cuando el hierro sale rusiente de la fragua, ya sabe lo que le espera. 

Me encantaría Santy, que surfearas por mi Blog. Si despierta tu interés, sería un placer retarte a vernos de nuevo. Estoy seguro, que en estos 24 años los dos habremos evolucionado un montón y, muy probablemente, habremos afilado tanto lo físico y visceral como lo metafísico y emocional.    

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