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| Manifestación en Sada |
El espíritu de lucha debiera alentarse desde temprana edad. Una lucha sedienta, no de cortar cabezas, sino de salvaguardar los valores inherentes al ser humano. A las 'privilegiadas mentes' que rigen nuestro destino, se les llena la boca de conceptos, leyes y promesas que luego jamás cumplen.
La EDUCACIÓN y el CONOCIMIENTO debieran ser los pilares que sustenten nuestra existencia; y no lo son. Tal vez, la razón que mejor expresa semejante despropósito, tengamos que buscarla indagando en lo más profundo de nuestra miseria espiritual.
Todos hemos escuchado demasiadas veces, que cuanto más inculto es el pueblo llano, más a gusto se despachan nuestros gobernantes. El mero hecho de pensar, que tal afirmación tenga visos de realidad, ¡resulta estremecedor! No obstante, a tenor de los acontecimientos que nos regala la humanidad a lo largo de toda su historia, no queda otra que aceptar tal hecho.
Así es como, de tan brillante manera, aniquilamos en generación tras generación, la esperanza de avanzar hacia un mundo mejor. Ante tan halagüeñas expectativas, cuando un puñado de niños rebosantes de energía e inocencia, emprenden una marcha por la paz por las calles del pueblo, a uno, aún le quedan fuerzas para soñar que no todo está perdido.
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