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Las apariencias engañan |
Pretender hacer auténtico Arte sin dejarse la vida en ello, es una entelequia. Cada vez me distancio más de quienes a sí mismos se llaman artistas. Esa palabra, la considero sagrada. Su concepto me infunde un inmenso respeto. Admiro a todos los que afrontan honradamente su andadura. Detesto a los impostores: los que se hacen pasar por lo que no son. Una obra 'de verdad' no necesita envoltorio. La necesidad de triunfar -pase lo que pase y pese a quien le pese- está gestando auténticos desaprensivos con la irresponsable connivencia de los gerifaltes del mundo del Arte.
Ver a un tipo estrafalario como el de la foto, confundirá a más de uno. Jamás debiéramos quedarnos con la primera imagen. Da igual qué tipo de Arte se haga, lo esencial, es que salga desde las entrañas con una única necesidad vital: respirar verdad.
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