La misión del Arte es el conocimiento de la verdad humana

Os invito a que no creáis una palabra de todo lo que no pueda demostrar.

Me siento un farsante. Sinceramente, ¡creo que toda mi vida es una gran mentira!

La falta de medios, permisos y equipo, impide que ejecute mis acciones tal y como las concibo.

Me inspira luchar con integridad y dignidad, por un Arte capaz de crear Acciones de Compromiso Social.

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Desertor y Psicópata

Certificado Militar

Voy al servicio militar el mismísimo 23 F (Golpe de Estado). La inesperada noticia nos sorprendió, a mis compañeros y a mí, viajando en tren, camino del barco. Sonará frívolo e insensato, pero siendo fiel a la verdad, confieso que me tomé la noticia con desquiciante humor negro performancero. La peña no se atrevía ni a respirar. Estaban realmente asustados. Mientras tanto, el extraño espécimen que escribe estas líneas, allí estaba, quitándole hierro al asunto. Como si la cosa no fuera con él. Bromeando a diestro y siniestro sobre cuanto pudiera acontecer.   

 

El ejército, con su brabucona puesta en escena, tiene a sus lacayos bien cogidos de los cataplines. Nos consideran carne de cañón. La prueba está, en observar cuán escrupulosos son en la admisión. Si fueran más rigurosos, no se les colarían tipos como el aquí presente. Con gente así se la juegan. Se arriesgan a poner en entre dicho, su mortífera arma de alienación. Sus oficiales, debieran asistir a alguna que otra clase de inteligencia emocional y cableado sináptico. Andan un tanto trasnochados. No todo en la vida se consigue a gritos, con autoridad y disciplina.

 

Aún a sabiendas de meterme en la boca del lobo, decidí hacer la mili. Quería vivir la experiencia para conocer de propia mano sus glorias y calamidades. Quería averiguar sus puntos vulnerables. Intuía, que iba a vivir un proceso de investigación psicológica extremadamente aleccionador. Las conclusiones que saqué, son complejas y extensas, y no tienen cabida en tan poco espacio. Así pues, intentaré sintetizarlas en unas pinceladas.

 

Disponer de Fuerzas Armadas, es un mal necesario. Hay gentes de inmensa valía, honor y lealtad, dispuestas a dar su vida por salvaguardar nuestro estilo de vida. No pretendo ni ser prepotente ni faltarles al respeto, simplemente, mi integridad me obliga a ser sincero: el ejército español me pareció bastante inocente. Desde el primer día hice lo que me dio la gana. Mi experiencia militar resultó ser una performance muy fácil de estructurar.

 

Estando en el Cir 14: Centro de Instrucción de Reclutas, en Baleares, vi enseguida cómo pintaba la cosa. Instrucción y más instrucción. Pegar tiros y lanzar granadas era una gozada. Llegas a sentirte realmente primario. Como hace unos días, cuando nuestros primos prehumanos, para sobrevivir, se amparaban más en su fuerza que en su inteligencia. Cuando tienes una granada en la mano con la espoleta quitada y te giras hacia tus compañeros, os aseguro, nadie tiene la osadía de toserte encima. Se les ha helado la sangre en las venas y, eso, queridos amigos, ¡para qué nos vamos a engañar! te da cierto aire de superioridad.

 

Lo malo llegó cuando se estropearon las duchas. Soy un tipo limpio. No concebía, después de un duro día de instrucción, no poder ducharme. Ni me planteé cuánto tiempo duraría el incidente. Ese mismo día, tomé la decisión de que el tiempo de instrucción había concluido para mí. En la jornada siguiente, recuerdo muy bien cómo en plena carrera, me hice el cojo. Soy un apasionado del cine. Hice una mezcolanza de varias películas y… voilà: ya tenía mi espectacular cojera. Hasta mi sargento me tuvo que ayudar. 


Lo mejor era la hora del desayuno. Se formaba una cola interminable. Conforme se alargaba el tiempo de espera, el Cola Cao y el bollo caliente se enfriaban. Como era el ‘tullido’, todos amablemente me dejaban ir directamente a la cabeza. ¡Qué vergüenza más rica e insana a la vez! Digo esto, porque en mi vida cotidiana soy extremadamente respetuoso con ese tipo de detalles. Pero, como el guión lo exigía, no tuve otra que interpretar mi papel hasta sus últimas consecuencias.

 

En breve continuaré el relato de los hechos... 


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