Justo enfrente de mi Estudio de Berriozar, observo a una persona con problemas al estacionar. Le ofrezco mi ayuda. Me pide que se lo aparque. Lo hago de mil amores. Cada vehículo dispone de emplazamiento diferente para la marcha de atrás. ¡Tonto de mí! Tras una experiencia de tropecientosmil kilometros recorridos, la engrano equivocadamente y ocasiono una leve raya. Probablemente, otra persona con una disculpa hubiera zanjado el asunto. He de decir que, en este caso conductora, en ningún momento me echó la culpa de nada (no levantó ni las cejas). Agradeció amablemente mi detalle y nos despedimos. Como, por principios, siempre pretendo hacer de mi vida una excelencia -por nimia que sea una situación-, no pude menos que intentar compensar mi desafortunado error. Entré en mi estudio. Mi conciencia no estaba tranquila. No tardé un segundo en coger papel y boli para...
Ver fotos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario