Investigo
un Nuevo Lenguaje de Expresión en circunstancias extremas: pintando
cuadros al mismo tiempo. Estudio las claves psicológicas del comportamiento humano en situaciones límite, para intentar comprender, con otro enfoque, el
intrincado camino del entendimiento. Al hombre se le conoce en esos momentos,
estando muy cerca del miedo. Ahí es donde se sabe cómo es cada uno de verdad.
Esto hace, que mi mente se abra a nuevos conceptos. Necesito mis performances
para encontrarme a mí mismo; para no sentirme anclado en este mundo.
Quiero
desafiar las leyes del tiempo y del espacio,
de la
razón y sinrazón.
Sin
medios, sin permisos, y sin la ayuda de un equipo cualificado, es imposible
trabajar con profesionalidad. Así, es muy difícil hacer respetar una obra
tan personal y arriesgada artísticamente.
Importante
No animo a nadie a realizar este tipo de performances.
¡Son extremadamente peligrosas!
¡Son extremadamente peligrosas!
Mucha gente piensa que estoy
rematadamente loco por hacer semejantes acciones. Estoy hastiado de tanto no
pensante. Precisamente, es todo lo contrario. Hay que tener un gran control
mental y emocional para salir indemne de situaciones tan peligrosas. Admito,
que haber hecho estas obras sin permiso y sin cortar el tráfico, es totalmente
censurable; aunque siempre fuimos muy cautos controlando por nuestra cuenta.
Nadie sufrió jamás un percance.
En fin, hay muchas lecturas que hacer al respecto. Nunca he querido dar la espalda a la ley. Cuando solicitaba los pertinentes permisos, me ignoraban por completo. La performance no entraba en sus cabezas. Para otros deportes se cortan las carreteras sin pestañear. Está claro, que el ciclismo les parecía más legítimo que el Arte. Les daba igual que fuera una carretera local poco transitada. La cuestión es sencilla: cuando mucha gente hace algo, el consenso es obvio. Pero, cuando alguien va a contra corriente, entonces, emerge nuestro ancestral instinto de preservación. Aquello que se sale de madre, es terriblemente más fácil catalogarlo de estrafalario y prohibirlo. Siempre la misma historia: el exacerbado miedo de los humanos a lo desconocido.
Los deportistas de élite en acciones de riesgo, saben que la excelencia solo se consigue hallando el equilibrio perfecto entre el peligro y la prudencia. La destreza se alcanza con un derroche de esfuerzo, constancia y preparación.
En fin, hay muchas lecturas que hacer al respecto. Nunca he querido dar la espalda a la ley. Cuando solicitaba los pertinentes permisos, me ignoraban por completo. La performance no entraba en sus cabezas. Para otros deportes se cortan las carreteras sin pestañear. Está claro, que el ciclismo les parecía más legítimo que el Arte. Les daba igual que fuera una carretera local poco transitada. La cuestión es sencilla: cuando mucha gente hace algo, el consenso es obvio. Pero, cuando alguien va a contra corriente, entonces, emerge nuestro ancestral instinto de preservación. Aquello que se sale de madre, es terriblemente más fácil catalogarlo de estrafalario y prohibirlo. Siempre la misma historia: el exacerbado miedo de los humanos a lo desconocido.
Los deportistas de élite en acciones de riesgo, saben que la excelencia solo se consigue hallando el equilibrio perfecto entre el peligro y la prudencia. La destreza se alcanza con un derroche de esfuerzo, constancia y preparación.
Para enfrentarnos al miedo,
antes debemos aprender a controlar nuestras emociones.
Al atolondrado
que cree ciegamente, que para jugar con la muerte
'hay que tener
cojones',
le
auguro una fulminante entrada en el reino del más allá. La valentía no es algo
físico; es mental. Aún diría más: es espiritual. Conste, no hablo de conceptos
religiosos. Me refiero al más bestial y bello sentimiento de autosuperación: el
de encontrarse a sí mismo. En mi opinión, ahí reside el origen de nuestra
grandeza como especie. La adrenalina en estado puro es mortal si no va
acompañada de una larga y profunda concienciación sobre dónde están nuestros
límites: físicos, mentales y espirituales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario