En mi afán de dar con la logística que necesitan mis performances, acabé en un programa con un enfoque totalmente inapropiado para mi arte. Yo soy el único responsable de tan patético resultado. En el transcurso de mi carrera artística, he aprendido que no importa que uno tenga la más pura intención del mundo, al final, si no estas en el lugar oportuno y con las personas adecuadas, todo se va al traste.
Jamás me caso con nadie y, mucho menos, conmigo mismo. Esta acción es un ejemplo ilustrativo de qué no se debe hacer en nombre de algo tan sagrado como el arte. ¡Para vomitar! ¡Que le corten la cabeza a ese mamarracho!
El sistema es depredador. O te sometes a su voluntad o estás excluido de él. Nada se hizo como mi performance exigía. Necesita pintar una obra en serio: no les interesaba. Quería superar los 200 Km/h: no se atrevieron; ni siquiera se molestaron en conseguir un deportivo. El principio en sí mismo de mi acción, no encajaba en la dinámica del programa. Mi inspiración nace de ser auténtico en mi búsqueda, no en fabricar imágenes alejadas de mi espíritu crítico.
El sistema es depredador. O te sometes a su voluntad o estás excluido de él. Nada se hizo como mi performance exigía. Necesita pintar una obra en serio: no les interesaba. Quería superar los 200 Km/h: no se atrevieron; ni siquiera se molestaron en conseguir un deportivo. El principio en sí mismo de mi acción, no encajaba en la dinámica del programa. Mi inspiración nace de ser auténtico en mi búsqueda, no en fabricar imágenes alejadas de mi espíritu crítico.
La lección: saber decir NO.
Resulta imperativo confrontar ambas partes, ambos intereses, y discernir si es factible llegar a un consenso. Dado el enfoque y los recursos que me ofrecieron, debía haberme negado rotundamente. Aunque, la verdad, debo confesar, que es muy cruel, agotador e injusto, luchar siempre a contra corriente. Mi trabajo requiere de una logística que jamás he tenido. Y ahora que, inocentemente, pensaba que la tele iba a proporcionármela, resulta que: "¡Nanay de la China!". El conductor no era piloto profesional; el coche: ¡un utilitario!; el equipo de realización, poniendo una furgoneta con la cámara delante (impidiendo que fuéramos más deprisa); el presentador, Jordi LP, tomándose a guasa mi obra: "éste que pinta poco..."; el plató, empleando un tono irreverente (...). ¡En fin! Se saltaron todos mis requerimientos. Así, es imposible trabajar en serio.
Aquí está el quid de la cuestión. Uno vive con la esperanza de ser honesto con su trabajo, pero al mundo que te rodea, se la refanfinfla. O claudicas a sus patochadas o te mueres de asco, eso sí, ¡revestido de impoluta integridad!
Fotos
No hay comentarios:
Publicar un comentario